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La Paz de Dios (Parte 1)

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.-Filipenses 4:7 (rvr1960)

La paz de Dios puede parecer tan lejana. Puede parecer tan fuera de alcance. Pero algo que he aprendido en mi caminar Cristiano es aferrarme a la paz de Dios en medio de cualquier tormenta que enfrente en la vida. A veces, las tormentas pueden ser nuestras propias emociones, nuestra propia perspectiva de la vida y la forma en que nos percibimos a nosotros mismos. Aprendí a entregar mis preocupaciones y mis temores al Señor. Puede parecer un poco vulnerable (este tema), pero la belleza del evangelio es que una vez que compartimos nuestros momentos más vulnerables con los demás, Dios puede usar eso para glorificarse a sí mismo y hacerle saber a alguien más que ellos solos no están pasando por eso.

Lucho contra los dardos del enemigo que intentan hacerme renunciar a todo lo que construí para Dios, simplemente orando y sometiéndome a todo lo que Dios quiere que haga. Realmente no miro a los demás cuando suceden cosas como estas porque ya construí la confianza suficiente para acudir a Dios sobre todo lo que estoy sintiendo y pasando. Puede que no sea nada malo, pero como humanos necesitamos a alguien a quien podamos expresarle nuestros días y hablarle y contarle cómo nos sentimos actualmente. Algunos días, sinceramente, me siento como "blah," como si la vida estuviera destinada a ser vivida y de acuerdo con la Palabra de Dios para mantener a Dios como la fuente principal a la que recurrir cuando necesito confiar en un compañerismo.

Honestamente, no soy del tipo que le cuenta a la gente lo mio personal, así que esto es nuevo para mí. Poniéndome ahí afuera. Dios ha estado moldeando eso en mí desde hace un tiempo. A veces, parece: "No tengo nada que decir en este momento." Pero cuando oro y se lo doy a Dios, Dios me da la vista buena para compartir ciertas cosas y estoy muy agradecida por eso. Soy tan humana como cualquiera y yo también tengo emociones, yo también siento por el mundo, yo también me preocupo por los demás. Ahora, con respecto a la paz de Dios, eso es lo que quería tocar. Aprendí que preocuparse puede llegar a un punto en el que tu salud mental podría verse afectada. Aprendí a orar y controlar mis emociones y simplemente dárselas a Dios porque si Dios es lo suficientemente fuerte como para quedarse quieto en medio del caos y se supone que debo representarlo aquí en esta tierra, entonces por todos los medios... Yo no voy a sentarme y no hacer nada al respecto. Voy a orar y entregarlo a Abba, Padre, para que cuando las circunstancias se presenten, tendré la paz de Dios para proceder de una manera piadosa y ética. No de manera imprudente.

En cuanto a la paz de Dios, la llevo a todas partes conmigo. En casa, en la iglesia, en ambientes de trabajo, la paz de Dios fue lo que me sostuvo. Lo admito, la vida puede ser desafiante a veces y la belleza de esto es el hecho de que los desafíos nos moldean para convertirnos en alguien que nunca pensamos que podríamos llegar a ser. Sinceramente, le doy crédito a Dios por tratar con todas y cada una de nuestras situaciones, ya sean buenas o malas. Porque Dios no tiene favoritismo y Él da las tareas más difíciles a los soldados más duros de Su ejército (hablando metafóricamente).

Yo diría, aduéñate de tu relación con Dios porque eso es lo que te llevará a lugares. Eso es lo que te abrirá las puertas apropiadas porque tu carácter se alineará con el carácter de Cristo y los demás te verán como alguien confiable y digno o digna de confianza para trabajar con. Incluso en el ministerio, no solo secularmente. Creo que nadie debe dar un paso sin la guía del Espíritu de Dios y el Espíritu de Dios se mueve en la paz de Dios. Si no hay paz sobre un asunto, no debes continuar. Porque si Dios quita Su paz de ti en ciertas circunstancias, significa que Dios no lo aprueba y no quiere que sigas adelante.

Muchas veces, no somos nosotros, pero cuando nos acercamos a Dios, Dios nos permite experimentar la guerra espiritual para que podamos combatirla con la Palabra de Dios. El enemigo atacará nuestro estado de ánimo y emociones para que eventualmente podamos desanimarnos y rendirnos. Pero con Dios, incluso ese se parece poquito y posible de superar. 

Dejen que la paz de Cristo reine en sus corazones y que el favor de Dios gobierne sobre ustedes. Recuerda, si algo no ocurre, Él sigue siendo bueno. Él todavía está en el trono y te ama mucho.

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